jueves, 12 de mayo de 2011

Gallinas

Presentación:

A nuestro lado, en la terraza de abajo, a la que llamamos zona 2, viven nueve gallinas. Huerfanas de alguna compañera y sobre todo del único gallo que teníamos, héroe inolvidable, caído en su última batalla contra el zorro. Pasan sus días en búsqueda de energía y proteína entre sus pies. Pico abajo y piernas que rascan el suelo durante el día y sobre un palo o la rama de un árbol por la noche; todo dentro de su gallinero, en eterna lucha por defender los equilibrios y las jerarquías que se han establecido entre ellas. Días sencillos y al mismo tiempo complicados, llenos de descanso como de peleas violentas, con un ojo en la comida y otro fuera de la red metálica, mirando hacia arriba con la esperanza de que la providencia o quien sea les traiga un nuevo encargado de casa, protector y amante.


¿Por qué gallinas?

Aunque necesitan atención diaria, ellas nos proporcionan huevos frescos cada mañana, carne si la queremos, e incluso hacen un buen trabajo de limpieza y de mejoramiento del suelo, ya que trituran y mezclan materia orgánica, comen insectos y parásitos, dejándonos además caca que resulta ser muy útil para nuestro compost.



¿Qué y dónde comen?

La alimentación es, obviamente, un factor fundamental para el crecimiento de la gallina. La idea que se pone en práctica en esta finca es de no alejarse mucho de la que siempre ha sido la dieta de las gallinas silvestres, proporcionándoles una mezcla de nutrientes vivos para aportar elementos energéticos, otros para los elementos proteicos y grava que favorece su proceso digestivo. Así que por la mañana les damos trigo germinado (generalmente después de haberse mojado por un par de días), y controlamos que dispongan de grava, mientras que por la tarde (la hora varía según de la temporada en la cual nos encontramos) les proporcionamos todos lo que son residuos orgánicos de nuestra cocina y un otra parte de trigo germinado. En situación normal después de esto la gallinas se dejan salir para que puedan nutrirse libremente eligiendo lo que más le gusta (es interesante notar como se dedican primero a comer todo lo que llamamos “verde” antes que el grano); mientras comen, les dejamos dentro por evitar que destrozen las plantitas recien plantadas y por eso tenemos que preocuparnos de administrarles lombrices o, si el tamaño del gallinero nos lo permite, dejar directamente un vermi-compost dentro del gallinero mismo. Si en el curso del día acumulamos otros desechos orgánicos seguiremos entonces tirándoles aún por la tarde, asegurandoles el “verde” del que no pueden disfrutar si quedan encerradas. Por supuesto tenemos también que preocuparnos que tengan agua disponible. El trigo y el agua seran servidos en comederos suspendidos fuera del alcance de las ratas, comedero que podremos hacer nostros mismos de forma muy sencilla.
















El gallinero:

Como ya se ha dicho está en la zona dos, un par de terrazas abajo de la casa. Su tamaño es más o menos de unos treinta metros cuadrados y está delimitado por una red metálica de unos tres metros de altura; en su interior encontramos una pequeña casita de madera con tres cuevitas artificiales donde ellas pondrán sus huevos cada mañana, algunos palos y un árbol donde ella se subirán para dormir. Desde el mismo árbol caen dos cuerdas donde se cuelgan los comedores. En nuestro caso también hemos organizado un vermi-compost que queda por su mitad adentro de la estructura, protegido por un somier y paja que les vamos quitando poco a la vez porque ellas cada dia puedan picotear.



Nuestra tarea con ellas:

Cada día les damos de comer dos veces, una por la manana temprano y una despues del mediodia, momento en el cual tambien recogemos los huevos puestos. Igualmente en cada momento que se pasa al lado del gallinero revisamos que esten en buenas condicones,que tengan agua y que estè limpia. En nuestro caso no nos alimentamos de su carne por lo que no requieren tareas pendientes relativas a esta condición.


Problemática:

Los más probables que pueden ocurrir son relativos a sus movimientos en las horas en las cuales se las deja libres, de echo a ellas les encantan nuestras hortalizas, así que hay que pensar en sistemas de corrales que las tengan alejadas de nuestros cultivos. También hay que pensar en un sistema de corrales que les proteja de los posibles ataques depredadores, mejor si se dispone de una valla eléctrica. Otros posibles problemas podrían ser la cercanía con otros animales de nuestra finca porqué hay casos en los cuales se pasan parásitos muy dañinos, por esto habrá que estudiar bien las “asociaciones” entre los animales y los espacios.



Las nueve gallinas:

En nuestro gallinero como ya hemos mencionado anteriormente, viven actualmente nueve gallinas en las que conviven tres razas distintas: penedès, que son de color negro, empordanesas, que se distinguen por sus patas amarillas y las prat que tienen patas azules y crestas muy marcadas. Dentro de estas distinciones existe una relación jerárquica entre ellas, en la que las prats son las dominantes, siguiéndolas las empordanesas y en lo más bajo las penedès.